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martes, 6 de octubre de 2009

Información Escuela de Economia

Por este medio me permito informarles que se están ofreciendo pro parte de la Escuela de Lenguas modernas cursos de inglés gratuitos para el I ciclo del 2010.

La persona interesada debe mandarnos un correo a más tardar el 26 de octubre del presente año a:
- gperez@fce.ucr.ac.cr
- maria.perezartavia@ucr.ac.cr

El horario y cupo se informarán más adelante, debido a que por el momento no contamos con dicha información.

jueves, 24 de septiembre de 2009

miércoles, 23 de septiembre de 2009

viernes, 18 de septiembre de 2009

Yo también pensaba que la economía tenía que ver plata…

Por José Fernando Jiménez
Jose.jimenez22@gmail.com

La micro y la macro

Antes de empezar a estudiar economía, tenía una vaga idea de lo que era estudiar esto. Por eso, cuando me hablaban de macro pensaba en política y cuando me hablaban de micro pensaba en la empresa, en administración, en conta y en mercadeo. Y me gustaban tanto Políticas como Administración, por eso me sentía limitado si estudiaba solo una. Además, economía tiene fama de ser una carrera exigente, y de prestarse para aquellos a los que se les dan bien las mates, y eso también me llamaba.

¿Qué es la economía, qué hacen los economistas y que estudian?

Yo pensaba que economía tenía que ver con dinero. Y era lógico. Todos los días nos hablan de inflación, desempleo, producción y comercio interregional. Del lado micro, nos hablan de la vida de las empresas y las entendemos como unidades económicas que compiten, quiebran, coluden y se fusionan. Y todo eso bajo un enorme título en el periódico que dice Economía, así que parece razonable pensar que eso es Economía. Pues sí, a veces sí, pero va bastante más allá.

En realidad, la economía tiene que ver con decisiones. Claro, muchas de las decisiones más importantes de la vida tienen que ver con dinero, pero esa es solo una de las muchas cosas que se analizan al escoger. Si tenemos que ir al funeral de nuestra abuela es poco probable que las dos tejas que cuesta el pase del bus determinen en algo nuestra decisión. Nuestras elecciones no tienen que ver solo con dinero, sino con nuestros otros motivos y alternativas (el sentimiento de culpabilidad o de gozo que sentimos al hacer o dejar de hacer una cosa).

Esos motivos podemos agruparlos en sociales, morales o monetarios. Por eso, si los economistas pensáramos solo en términos de dinero, no sabríamos explicar porque a la gente no le gusta andar robándoselo todo. Si solo importara el dinero entonces robar sería razonablemente bueno para el que lo hace. Al fin y al cabo, al robar, como en cualquier otra forma de engaño, obtenemos más a cambio de menos. Pero si robamos, existen incentivos morales (la culpabilidad) y sociales (reprobación de otros o hasta medidas legales) que nos disuaden de actuar así.

Ahora, si bien la economía tiene que ver con decisiones, no es psicología. Un economista no se va a sentar a analizar nuestros miedos, pasiones o gustos para sacarnos de un problema; en cambio, su responsabilidad es saber medir los costos y beneficios de tomar una decisión y, a veces, crear los incentivos para que otros actúen de cierta manera. Y un economista crea incentivos porque sabe que todos, como seres humanos, aprendemos a responder a ellos, ya sean positivos o negativos, desde el comienzo de nuestras vidas. Si uno llega hasta la cocina y toca el disco caliente, se quema. Si uno parquea en una rotonda, le hacen una multa. El crear un incentivo es, sencillamente, un medio de exhortar a alguien de hacer más algo bueno, y menos a hacer algo que consideramos malo.

Por eso, la economía tiene sentido solamente cuando debe escogerse entre alternativas. Si no tuviéramos que escoger nunca, no habría que preocuparse por decidir, y entonces no nos enfrentaríamos al problema económico de medir los costos y los beneficios de nuestras acciones. Ojo que tomar las palabras costo y beneficio como si habláramos de dinero está equivocado, o al menos incompleto, aunque algunos quieran hacerles creer que eso es lo que nosotros decimos. Un costo de ir al cine no es solo la entrada, es también el tiempo que no dedicamos a estudiar, al gimnasio o a ver tele y su beneficio no es monetario, es simplemente el placer de ver esa película con la persona indicada.

A pesar de lo que a muchos economistas les gustaría aceptar, predecir en economía tiene a veces más que ver con azar. Y eso es porque no siempre podemos saber cómo responderá la gente ante los incentivos que se les presentan. Además, por cada persona inteligente que se molesta en crear un esquema de incentivos, existe un ejército de gente, inteligente o no, que inevitablemente invertirá más tiempo en tratar de burlarlos. Y si los burla, nuestra predicción se quedará entonces corta a la realidad. Pero aunque un cambio no siempre sea previsible, las herramientas económicas de hoy día son funcionales para al menos entenderlo.

Un economista podrá no saber el momento exacto en que Costa Rica salga de la recesión, pero debe entender cuales mecanismos (incentivos) provocarían que los ataques de una organización terrorista sobre varios pozos petroleros en Nigeria convirtieran más caro el turismo en Canadá.

Un economista podrá desconocer cuál será el desempeño de la bolsa de Nueva York en los próximos dos años, pero sí debe entender porque una guardería en Israel se encontró con que los padres de familia llegaban a recoger a sus hijos aún más tarde cuando comenzaron a imponer multas por impuntualidad, aun y cuando esto vaya en contra, a primera vista, de la lógica.

La economía no es administración ni es política, pero le da al que la estudia una perspectiva única y amplia del mundo, como uno contradictorio, interrelacionado y frecuentemente ilógico, lo cual le permite desenvolverse en muchos ámbitos del sistema: en la política decidiendo, en la academia investigando, en la empresa dirigiendo y en la vida resolviendo.

El ser un buen economista en realidad no depende tanto de estudiar cuatro años en esta Facultad, sino de analizar correctamente los costes y los beneficios al tomar una decisión sobre otra. Y ahora que están pensando en que estudiar, espero que leer esto les sirva al menos para saber lo que no quieren. Pero si después de algún tiempo de pensarlo siguen convencidos en estudiar esta carrera, solo me queda decirles que no es fácil, que se van a preguntar a menudo porque se usa mate avanzada para analizar el comportamiento de personas de carne y hueso y que el bachillerato en economía les dará una perspectiva general del razonamiento económico, pero para desarrollarse bien en el mercado deben apuntar a mayores grados de especialización.

Tiene, eso sí, sus satisfacciones. El análisis económico es, como mínimo, aplicable a cualquier situación cotidiana y, en mi opinión, es además funcional en cualquier faceta de nuestra vida. Ya sea que tengan como objetivo cambiar el mundo y eliminar el hambre que existe o crear un imperio comercial, necesitamos saber de incentivos. Un incentivo es como una bala, una palanca o una llave: con frecuencia se trata de un objeto minúsculo con un poder sorprendente para cambiar una situación. Como economistas, aprendemos a idear, entender y crear esas llaves para servir nuestros objetivos.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Conversatorio: "Control del colesterol en la población adulta mayor de Costa Rica"

Regreso de vacaciones

Regresa el blog de la ADECO tras las vacaciones.